lunes, 22 de diciembre de 2008

El increíble hombre menguante

Decidme, ¿Acaso existe lo infinito? ¿Lo ínfimo, tal vez?

Vi esta película hace unos días y no puedo evitar hacerme preguntas. Una película de 1957 dirigida por Jack Arnold, tan sencillo y a la vez explendido en todas sus películas, que puso en la pantalla una de las obras maestras de Richard Matheson (también escritor de "Soy leyenda"), con unos efectos especiales, en aquella época, sorprendentes y una entonación lírica adecuada. Os cuento por encima:

Scott Carey (un joven Grant Williams), mientras está de vacaciones con su mujer Louisa (Randy Stuart), queda sometido a una extraña niebla y poco después comprueba que se está haciendo más pequeño, que está menguando de alguna manera...

No os contaré mucho más, merece la pena que la veáis entera. A partir de este momento comienzan a estar en juego muchas cosas. Hubo risas en mi clase al principio, nada que ver con la realidad. Es cierto que diré que es una película Cartesiana, pero no sin explicarme:

Scott se ve obligado (una vez atrapado en el sótano) a sobrevivir como puede y, debido a su tamaño cada vez más reducido, a enfrentarse a lo inmeso, todo un mundo. ¿No es Descartes quién aparta, por miedo a la nada, todo lo que sabía para, de esta manera, no engañarse por nada y examinar lo verdadero? Scott hace algo parecido: la ignorancia es como el vacío, igual de enorme. Además me gustaría destacar cuáles son las tres primeras cosas que el protagonista hace cuando está solo en la oscuridad del sótano: proporcionarse una fuente de agua, buscar refugio y encontrar comida, además de fabricarse un arma con ayuda de los alfileres. Creo que los lectores de Thoreau estarán de acuerdo conmigo en el parecido con “Walden”. Por último y lo más importante de todo, su enfrentamiento con la araña. Un enfretamiento que no se produce por razonamiento, sino por instinto, como si se tratara de un animal más, era una lucha por la supervivencia…

El final es estremecedor. La última reflexión de Scott es la mayor similitud con Descartes, es la pregunta cartesiana por excelencia: ¿Qué era yo?[…] Tan cerca lo infinitesimal y lo infinito[…], lo increíblemente pequeño y lo increíblemente grande se encuentran[...], en ese mismo instante supe la respuesta del infinito. Yo había pensado en términos humanos, pues que la existencia comienza y finaliza es fruto de la concepción humana, no de la naturaleza.[…]Toda aquella majestuosidad de la creación debía significar algo, y entonces yo comprendí algo también[…]¡Existo!
Merecía la pena citar estas palabras. No importa ya la “res extensa” (materia), sólo importa la “res cogitam” (conciencia). Descartes llega a decir en su discurso del método, “podría existir sin nisiquiera tener cuerpo” porque puede pensar sin él. Scott era la nada, pero la nada no existe porque él tenía un significado: “pienso, luego existo”.

6 comentarios:

  1. No se que escribir ante este tipo de comentarios...¿Sabes por qué? 'Necesito pensar. Necesito equivocarme. Para saber que existo.'

    Helee!

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  2. Como dice el protagonista: "Así es la concepción humana".

    Gracias.

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  3. Primo, no sabia que habias visto la pelicula esta... Merece la pena, la verdad. Como muchas otras cosas, da muchisisimo que pensar, y io tambien me hice mis preguntas despues de verla, supongo que es algo que no se puede remediar.

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  4. Se me olvido comentar que es una de las pocas peliculas que se me han quedado grabadas en la memoria, quizás porque a mi tambien me dio mucho que pensar y que preguntarme despues.

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  5. La vi en clase de filosofía prima ;)

    Es algo a lo que estamos obligados si vemos bien esta película, es imposible no pensar, no estremecerse en algunos momentos, incluso reír de ignorancia, es algo necesario.

    Gracias por los comentarios.

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  6. Cuando la vea ya te contaré que tal cel ^^

    T'estimo.

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