domingo, 1 de febrero de 2009

El niño y su vejez

XIII

En orillas templadas descansa el tiempo
Que arrastran las olas en su seno celeste,
Meciendo la vejez entre el golpeo
De la espuma en las rocas de la playa.
El niño, ya corriendo por la arena
Tras juegos de la niñez temprana,
Ya salpicando en el agua con el rostro dichoso,
Mira el horizonte, que se extiende inmenso
A las miradas de los hombres,
Y le sugiere un nuevo patio de recreo,
Donde dejar a la deriva sus sueños inocentes.
Aún posee su mirada el vivo brillo del nacimiento,
Como un nuevo surgir de las estrellas,
Sin que la virtud natural de la edad le enturbie el ánimo.
¿Cuándo podrá caminar despreocupado sino ahora?
Cerca de él, una anciana de ojos pálidos
Lo observa en silencio pensativa.
Al otro lado, quizás en otras orillas,
Esperan caminos que ni la vista ha recorrido
Y otro niño, erguido ya, se burla de las olas
Que chocan a sus pies sin conseguir tumbarlo.

Más yo alzo el canto sincero del corazón.
El órgano, que palpita –como el tiempo– en el interior
De los cuerpos y nos brinda amores y pesares
Propios del hombre, me resulta hermoso.
Su latir anega en toda alma el deseo
De algo íntimo que continúa sin fin.
Escuchad los cuentos que arrastra la memoria:
Nosotros también hemos sido infantes
En edades borrosas de otros tiempos.
Pero no tan perdidas si aún el entendimiento
Arremete con firmeza en las murallas;
No tan lejanas si sus significados
Pasean como antaño en nuestros días.
¡Oh, enfermedades ladronas del recuerdo!
Os temería más ahora que siendo un pobre viejo,
Pues éste, ya olvidado de vuestros daños,
Se entrega con tranquilidad a sus oficios.

El compás se balancea en las miradas
Con un débil brillo visionario,
Igual que los astros a lo lejos
Giran enormes en torno del espacio.
¿Cómo puede el pensamiento, toda idea,
Extenderse más allá del conocimiento?
¿Acaso el infinito envejece, desgastándolo los años,
O carece de eternidades impensables
Y tiene su fin y su principio en algún lugar o muere?
Hay algo en estas naturalezas que me es familiar.
No puedo pensar sin preguntarme
Cómo es que pienso siquiera o si el pensar es la llave
De la existencia más humana.
¡Ay, niño! ¿Dónde están tus dudas?
El oleaje las empuja a inteligencias más sabias.
La incertidumbre se pasea por el mundo
Como las nubes viajan tendidas en el cielo.
Una voz susurra en secreto palabrerías
De sincera esencia, de raíz profunda.
La quietud interrumpe el eco de las olas
Que se lanzan en tropel a la aventura:
Siento amor a esa vejez venidera,
Las flores aún se abren con una ternura mágica
Y el blanquear de los años me sigue siendo amable.
El niño se burla todavía de las olas…


Siento que algo en mi interior se queda atrás y siento que está unido de tal forma a mi corazón y que ha significado tanto para mí, que jamás podría olvidarlo.

3 comentarios:

  1. holaa! que tal??? solo pasaba por tu blog! asi que de valencia eh??? que way adoro esa ciudad! psate por el mio ok??? te sigo! bye!

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  2. hola! he llegado a tu blog de casualidad y... :O, sin palabras chico, lo has escrito tú?

    en fin, lo dicho: me encanta!
    un saludo paisano^^, te seguiré ;)

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  3. Yo soy la sustancia de mi obra :)

    Me paso por el tuyo, gracias.

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